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martes, 28 de junio de 2011

Se deja de querer

Se deja de querer, y no se sabe por qué se deja de querer.Es como abrir la mano y encontrarla vacía,y no saber, de pronto, qué cosa se nos fue.Se deja de querer, y es como un río cuya corriente fresca ya no calma la sed;como andar en otoño sobre las hojas secas y pisar la hoja verde que no debió caer.Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren;o como quien despierta recordando un camino,pero ya sólo sabe que regresó por él.Se deja de querer como quien deja de andar por una calle, sin razón, sin saber;y es hallar un diamante brillando en el rocío,y que, al recogerlo, se evapore también.Se deja de querer, y es como un viaje destinado a la sombra, sin seguir ni volver;y es cortar una rosa para adornar la mesa,y que el viento deshoje la flor en el mantel.Se deja de querer, y es como un niño que ve cómo naufragan sus barcos de papel;o escribir en la arena la fecha de mañana y que el mar se la lleve con el nombre de ayer.Se deja de querer, y es como un libro que, aún abierto hoja a hoja, quedó a medio leer;
y es como la sortija que se quitó del dedo,y sólo así supimos que se marcó en la piel.Se deja de querer y no se sabe por qué se deja de querer...
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