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domingo, 5 de junio de 2011

- ¿Me quieres?
+ Sí.
- Dime algo que lo demuestre, haz algo por mí.
+ Todas las mañanas al despertar tú eres quien se me viene a la cabeza.
- ¿Nada más?
+ Supongo que lo demás lo notas.
- ¿Qué debo notar?
+ Que a pesar de tanto tiempo sigo temblando con cada beso.
[. . .]
- ¿Y tú? ¿Por qué te enamoraste de mí?
+ Yo no escogí enamorarme de ti, pero la primera vez que te besé nuestros dientes se rozaron por un milésima de segundo y fue increíble... y la hora exacta de ese beso eran las doce y diez y quité la pila del reloj para que se quedase la hora detenida para siempre, parada. El minuto exacto en el que me besaste está metido en un reloj para SIEMPRE y ya no sé nunca que hora es... ¡pero me da igual!
Y desde entonces miro constantemente el relój...

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