Porque con los ojos podemos decir más que mil palabras y muchas veces, un simple abrazo suele ayudar más de lo que pensamos. Porque por andar buscando la gran felicidad, nos perdemos las pequeñas alegrías. Porque cuando tenemos las cosas no las valoramos, no las sabemos aprovechar y en el momento que las perdemos nos damos cuenta de lo mucho que valían y de lo importante que eran. Porque cuando generalizamos muchas veces nos equivocamos, no somos todos iguales
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